Abulín y Mequinez.
La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos. Louis Dumur

Para mentes inquietas.

-Bueno, pero los bosques son de Albulín.

-Si, pero la madera es de Niñoseco. Ya veo la publicidad “Autentica madera de Niñoseco” o "Gran maderera de Niñoseco".

-¡Caramba! No había pensado en eso. Menos mal que somo muy buenos amigos y llegaremos a un acuerdo.

-Repito ¡que bueno es usted, señor alcalde! Le voy a hacer ver dos o tres cosas . ¿Cómo llaman ustedes a la uva en el lenguaje ancestral de Albulín? Que como usted conoce es de vieja estirpe árabe.

-Bueno, pues nosotros, como en Niñoseco la llamamos uva, cepa, sarmiento, vino...como todo el mundo.

-¡Pero señor alcalde! Ustedes no son como todo el mundo. El padre Vicente, aquí presente, es profesor de lengua e historia, queremos que se haga cargo de una escuela que montaremos en Albulín, porque vamos a poner su pueblo en el mapa. En la antigua lengua de Albulín, que se hablaba en todos estos valles y montañas, se decía Alnuja, bondeja y usinia. Esto no se puede perder, señor alcalde. Esto se tiene que recuperar, han de estar muy orgullosos de su larga historia. Veo que han estado mucho tiempo sin ver lo que tenían al otro lado del río, un pueblo castellano intentando hacer desaparecer la cultura de ustedes. Y le voy a decir otra cosa, amigo Pedro. En cuanto tengamos la iglesia arreglada el obispo les va a regalar una imagen de la Virgen del perpetuo sollozo que cuenta en su haber con más de quinientas curaciones. Y vamos a potenciar su Iglesia que, a un corto espacio de tiempo, seguro que empieza a recibir muchos creyentes y por lo tanto visitantes al pueblo.

-¡Caramba! -comentó el alcalde- Menos mal que me han abierto los ojos. Tendremos la Iglesia, un Ayuntamiento como Dios manda, una escuela que enseñará lo gran pueblo que somos...¡No me lo puedo creer! Que sinvergüenzas que han sido los de Niñoseco. Desde mañana los voy a ir destapando a os vecinos.

-Por supuesto, señor alcalde pero, una cosita antes, recuerde que lo primero tendremos que arreglar la Iglesia, no se, quizás un impuesto que lo Albulinenses pagarán con gusto.

-¡Por supuesto amigos, por supuesto!

Salieron todos y los sacerdotes se dirigieron a la ruinosa Iglesia a darle una mirada.

-Amigos -dijo el padre Sisilio- esto tiene mucho que arreglar, se necesita mucho dinero.

-Lo tendremos Sisilio, no te preocupes, ahora tienen un enemigo del que los protegeremos, hablan un idioma distinto que los separa, una Virgen milagrosa que los agrupa y unas promesas de grandes ganancias que los enloquecen. No puede fallar.



Registradas 5357 interacciones.