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Las lámparas de la catedral
Uno de los terminales de la empresa mecanizada en el que se hacían los albaranes para mandarlos, una vez al día, a la unidad central estaba en Burgos.

Después de haber repasado la instalación y actualizado el software nos dispusimos, el director y yo, a darnos una vuelta por Burgos y especialmente a ver la catedral que, por muchas veces que se visite siempre tiene cosa nuevas y extraordinarias para admirar.

Ese día le estuve hablando sobre las lámparas que me parecían extraordinarias. El me miró condescendiente y me dijo...

-Sí, tienes razón, pero no son ni la mitad de las que yo tengo en mi casa.

Esta afirmación me sorprendió, yo no había estado en su casa así que supuse que sería una casona rural en la que habría cosas muy antiguas, quizás heredada de sus ascendientes.

-Esta noche te vienes a cenar a casa y te las enseñaré -añadió-.

Yo encantado de la vida porque me entusiasma la historia, la cocina y el arte. Lo iba a tener todo en una.

Esa noche, después de pasar por el hotel y darme una ducha rápida, salimos para su casa.

Efectivamente, era una casa solariega, no muy grande pero si muy bonita. Saludamos a su esposa, nos dijo el excelente ágape que preparaba para la cena y después, con un guiño de los ojos, mi amigo me indicó que íbamos a ver sus lámparas.

Salimos de la casa entrando a un patio muy grande en el que había, al fondo, una especie de cuarto trastero, de aperos o quizás que anteriormente serviría para los animales. Nos dirigimos hacia el y entramos.

Estaba con una especie de neblina que provocaba un hilillo de humo que salia de la parte central en la que se quemaban unas maderas, sin llegar a arder pero que dejaban en la estancia un olor especial. Me indicó que mirara hacia el techo.

¡Y las vi! ¡Por supuesto que las vi! Unas “lámparas” maravillosas y que poco a poco se estaban transformando en una cecina exquisita. Un lugar especial, con una madera especial, que estaban dando a cada una de las “lamparas” con formas de jamones, chorizos, etc... ese sabor de la mejor cecina de Burgos y de la que degustamos en la cena poniéndole un calificativo. ¡¡“Inmejorable”!!

Charlas del bar
-Eleno ¿dices que hay cosas que son tan obvias que no las pensamos?

-Naturalmente. Te pondré un ejemplo: ¿Tú ves lógico que el ser humano se haya mantenido miles de años sin ninguna técnica y en menos de 100 hayamos llegado a Marte? ¿Qué nos ha cambiado en nuestras mentes?


-Te encuentro muy pensativo Madaleno ¿en qué piensas?

-Verás amigo, en que prefiero mil veces que se me ayude para ser fuerte a que se me ayude porque soy débil.

-Verás, es que hay políticas distintas según haya un buen o mal gobierno.


-Manuela, ¿temes al paso del tiempo?

-Naturalmente. Nos engaña constantemente.

Cuando eres joven no tienes un momento para dar cariño a los que te quieren porque crees que tendrás tiempo de hacerlo. Y cuando de repente su tiempo ya se les acabó y te es imposible hacerlo, tú no eres feliz, arrepentido por no haberles dado esos momentos de besos, abrazos o te quiero que tan felices les hubiera hecho.


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