- ¡ No, no, que a las oraciones
tengo que estar en mi casa!
- No correré mi caballo
que volará con tal carga.
- Siga, siga su camino
que ya los mastines ladran.
En la aldea, luces tristes
y anochecer de campanas
cencerros y campanillas
en las sombras caminaban.
- Niña, yo me sé la fuente
que tiene caños de plata
donde beben los gitanos
el bronce para sus caras.
- Quedo, quedo mal pensado
que no es Marcela zagala
que va a la fuente a estas horas
con caballero y sin guarda.