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Informático en los 60

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Soy tu regalo
Cuando tienes que salir y viajar mucho, las cosas más absurdas te parecen ya algo normal.

En Alicante tenía un par de instalaciones y, aunque para mí los kilómetros entre Alicante y Valencia ya eran coser y cantar, al tener que esta un par de días no me pareció oportuno hacer cada vez el recorrido teniendo en cuenta que todos estos gastos corrían por parte de la empresa.

Pasé un día francamente agotador, los problemas sencillos son los más difíciles de encontrar porque no puedes ni imaginarlos. Y uno detrás de otro llega un momento en que parece que la cabeza esté a punto de explotar. Pero por fin se acabó el día y la excelente cocina alicantina me esperaba en el hotel y después un baño relajante y a la cama, una hora viendo la tele y después a dormir.

La cena fue exquisita, no demasiado copiosa, como ha de ser por la noche, pero de alta calidad.

Para entender mejor los sucesos posteriores es importante conocer que yo estaba con el dueño de la empresa que era un gran aficionado a la cocina pero que sobre mujeres no entendía absolutamente nada.

Terminamos de cenar y, como se dice normalmente, cada mochuelo se fué a su olivo.

Entré en el cuarto, tiré la cartera en el sofá y me dirigí hacia el cuarto de baño mientras me iba quitando la ropa.

Toc, toc,

Unos golpes en la puerta. Naturalmente lo primero que me vino a la mente es que Manolo, el dueño, querría decirme algo. Abrí la puerta y...

Delante de mi tenía una muñeca verdaderamente deliciosa. Algo digno del mismísimo James Bond y que con una sonrisa pícara y una voz que me sonó a música celestial me decía...

-¡Hola, soy tu regalo!

Con los ojos salidos de las órbitas y con una cara de auténtico lechuguino miré a la muchacha que, al verme tan sorprendido me dijo.

-¿No eres tú Fulano de Tal?

Y en este momento fué cuando cometí uno de los errores más grandes de mi vida, con voz entrecortada le dije...No.

-¡Pues perdona! Me he equivocado de habitación.

Y el resto de la noche me la pasé dándome golpes contra la pared por una ocasión que nunca más volvería a repetirse.

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Los caracteres digitales
Voy a explicar una cosa que para cualquier informático por poco que sepa es mas básico que saber las vocales. Pero para los que no lo son quizás sea interesante y una curiosidad.

¿Alguna vez se han preguntado como es posible que con ceros y unos se pueda decir y hacer prácticamente todo?

Lo vamos a explicar. Las primeras maquinas, las instrucciones básicas se le decían con una serie de 8 puntos llamados octetos. Cada uno de los puntitos se llaman bits y el octeto se llama byt. Un kb son mil byte.

Entendamos primero que los números que no son en módulos de 10 como lo entendemos, son módulos 16 y se llama lenguaje hexadecimal. Con 4 bits se representan los 16 números.

Los cuatro bit activos sería el 15 (1+2+4+8) añadimos el cero y ya tenemos dieciséis números representados con solamente 4 bits.

La máquina leería de cuatro en cuatro (no es así pero es para hacerlo muy sencillo).

Si ponemos cuatro ceros 0000 como no hay ningún 1 es un cero.

Si lee 1000 como el uno es el primero seria el numero uno.

Si lee 0100 como ocupa la posición segunda seria un dos.

Y si el activo es el tercero ¿un tres? No, esto 0010 es un cuatro. Y esto 0001 un ocho.

¿Como puede leer un tres? Fácil 1100 o sea uno y dos son tres. ¿y cinco? Pues así 1010 uno y cuatro es cinco.

¿Que numero es este 1111 ? El quince; uno mas dos mas cuatro mas ocho.

Como un octeto tenía 8 bits también entraban todas las letras.

Conforme las instrucciones en las máquinas tiene mas bits, pueden interpretar con una sola lectura instrucciones más ámplias por lo que son mas potentes y mas rápidas.

Es como si nosotros leyéramos letra a letra o de una toda la pagina del libro.

Hablemos de...
La imágen de los números
Estoy seguro de que más de una vez, si usted es uno de los amantes de las preciosas palabra “por que?”, se habrá preguntado si las figuras de los números tienen una razón o simplemente son el fruto de una evolución a partir de algunas imágenes primitivas. Quizás el 2 viene de un momento en que el matemático que estaba pensando como dar una imagen a este número y vio pasar a un pato, se dijo, “Eureka, el dos es un pato!”. Lamentamos llevarle la contraria pero no fue así.

Desde luego existen algunas teorías pero a nosotros la que nos parece más lógica es esta que le vamos a exponer.

Cuando se empezaron a escribir los números, que nosotros utilizamos, la escritura no era tan sofisticada como ahora en la que se le dan mil y una filigranas para representar hojas o cualquier otro tipo de adornos. Escribir era muy serio y pesado, desde la cuneiforme hecha sobre losetas de arcilla hasta la de los escribas primitivos con sus plumas de ganso. Tenía que ser una forma muy fácil de escribir y de identificar. Los romanos fueron expertos en muchas cosas pero su sistema de escritura para los número es un completo follón y difícil para hacer operaciones matemáticas. Pero vayamos al grano. Si dibujamos los números de la manera más recta posible y los observamos ¿que vemos? Lineas y ángulos. Y si contamos los ángulos menores de 90 grados ¿que tenemos? Su valor numérico.

Véalo en las imágenes siguientes.


Naturalmente, como se ve, el cero no tiene ningún ángulo.