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Informático en los 60

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Las lámparas de la catedral
Uno de los terminales de la empresa mecanizada en el que se hacían los albaranes para mandarlos, una vez al día, a la unidad central estaba en Burgos.

Después de haber repasado la instalación y actualizado el software nos dispusimos, el director y yo, a darnos una vuelta por Burgos y especialmente a ver la que, por muchas veces que se visite siempre tiene cosa nuevas y extraordinarias para admirar.

Ese día le estuve hablando sobre las lámparas que me parecían extraordinarias. El me miró condescendiente y me dijo...

-Sí, tienes razón, pero no son ni la mitad de las que yo tengo en mi casa.

Esta afirmación me sorprendió, yo no había estado en su casa así que supuse que sería una casona rural en la que habría cosas muy antiguas, quizás heredada de sus ascendientes.

-Esta noche te vienes a cenar a casa y te las enseñaré -añadió-.

Yo encantado de la vida porque me entusiasma la historia, la cocina y el arte. Lo iba a tener todo en una.

Esa noche, después de pasar por el hotel y darme una ducha rápida, salimos para su casa.

Efectivamente, era una casa solariega, no muy grande pero si muy bonita. Saludamos a su esposa, nos dijo el excelente ágape que preparaba para la cena y después, con un guiño de los ojos, mi amigo me indicó que íbamos a ver sus lámparas.

Salimos de la casa entrando a un patio muy grande en el que había, al fondo, una especie de cuarto trastero, de aperos o quizás que anteriormente serviría para los animales. Nos dirigimos hacia el y entramos.

Estaba con una especie de neblina que provocaba un hilillo de humo que salia de la parte central en la que se quemaban unas maderas, sin llegar a arder pero que dejaban en la estancia un olor especial. Me indicó que mirara hacia el techo.

¡Y las vi! ¡Por supuesto que las vi! Unas “lámparas” maravillosas y que poco a poco se estaban transformando en una cecina exquisita. Un lugar especial, con una madera especial, que estaban dando a cada una de las “lamparas” con formas de jamones, chorizos, etc... ese sabor de la mejor cecina de Burgos y de la que degustamos en la cena poniéndole un calificativo. ¡¡“Inmejorable”!!

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Los caracteres digitales
Voy a explicar una cosa que para cualquier informático por poco que sepa es mas básico que saber las vocales. Pero para los que no lo son quizás sea interesante y una curiosidad.

¿Alguna vez se han preguntado como es posible que con ceros y unos se pueda decir y hacer prácticamente todo?

Lo vamos a explicar. Las primeras maquinas, las instrucciones básicas se le decían con una serie de 8 puntos llamados octetos. Cada uno de los puntitos se llaman bits y el octeto se llama byt. Un kb son mil byte.

Entendamos primero que los números que no son en módulos de 10 como lo entendemos, son módulos 16 y se llama lenguaje hexadecimal. Con 4 bits se representan los 16 números.

Los cuatro bit activos sería el 15 (1+2+4+8) añadimos el cero y ya tenemos dieciséis números representados con solamente 4 bits.

La máquina leería de cuatro en cuatro (no es así pero es para hacerlo muy sencillo).

Si ponemos cuatro ceros 0000 como no hay ningún 1 es un cero.

Si lee 1000 como el uno es el primero seria el numero uno.

Si lee 0100 como ocupa la posición segunda seria un dos.

Y si el activo es el tercero ¿un tres? No, esto 0010 es un cuatro. Y esto 0001 un ocho.

¿Como puede leer un tres? Fácil 1100 o sea uno y dos son tres. ¿y cinco? Pues así 1010 uno y cuatro es cinco.

¿Que numero es este 1111 ? El quince; uno mas dos mas cuatro mas ocho.

Como un octeto tenía 8 bits también entraban todas las letras.

Conforme las instrucciones en las máquinas tiene mas bits, pueden interpretar con una sola lectura instrucciones más ámplias por lo que son mas potentes y mas rápidas.

Es como si nosotros leyéramos letra a letra o de una toda la pagina del libro.

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La imágen de los números
Estoy seguro de que más de una vez, si usted es uno de los amantes de las preciosas palabra “por que?”, se habrá preguntado si las figuras de los números tienen una razón o simplemente son el fruto de una evolución a partir de algunas imágenes primitivas. Quizás el 2 viene de un momento en que el matemático que estaba pensando como dar una imagen a este número y vio pasar a un pato, se dijo, “Eureka, el dos es un pato!”. Lamentamos llevarle la contraria pero no fue así.

Desde luego existen algunas teorías pero a nosotros la que nos parece más lógica es esta que le vamos a exponer.

Cuando se empezaron a escribir los números, que nosotros utilizamos, la escritura no era tan sofisticada como ahora en la que se le dan mil y una filigranas para representar hojas o cualquier otro tipo de adornos. Escribir era muy serio y pesado, desde la cuneiforme hecha sobre losetas de arcilla hasta la de los escribas primitivos con sus plumas de ganso. Tenía que ser una forma muy fácil de escribir y de identificar. Los romanos fueron expertos en muchas cosas pero su sistema de escritura para los número es un completo follón y difícil para hacer operaciones matemáticas. Pero vayamos al grano. Si dibujamos los números de la manera más recta posible y los observamos ¿que vemos? Lineas y ángulos. Y si contamos los ángulos menores de 90 grados ¿que tenemos? Su valor numérico.

Véalo en las imágenes siguientes.


Naturalmente, como se ve, el cero no tiene ningún ángulo.