Soncoya
(Añona purpurea)


La Soncoya (Añona purpurea) tiene en sus frutos un valor intermedio entre la "chirimoya" y la "guanábana" y es muy poco conocida fuera de la zona donde se extiende desde el sur de México hasta América Central. Al parecer es nativa de Costa Rica. En Venezuela donde es muy conocida la llaman "manirote" (centro), "cabeza de negro" (en Caracas), turagua (en Llano).

El árbol tiene caracteres netamente tropical, requiere un clima cálido-húmedo y terrenos bajos, preferiblemente situado en los anchos valles donde discurra algún rio. En Venezuela crece abundantemente en el valle de Caracas y en las regiones de Dos Caminos y Petare.

La soncoya es el más vigoroso y el más grande árbol de todas las especies anonas, tiene copa redonda y ramos rojizos, un poco pubescentes. Las hojas son grandes, enteras, ovales, agudas en el ápice. Las flores son muy vistosas, grandes, variables en su color que puede ser amarillo, anaranjado o purpúreo.

El fruto es alargado, de 15-20 cm. De diámetro y de peso aproximado de uno o más kilos; la piel es gruesa, rojiza o grisáceo-parduzca, provista de protuberancias cónicas que terminan en breves aguijones.

La pulpa del cual están formados los numerosos carpelos del fruto que se separan fácilmente entre si, es brillante, suave, anaranjada o blanco-amarillenta, jugosa de sabor aromático.

Cada carpelo encierra una gruesa semilla de color pardo más o menos claro.

Las propiedades son significativas. En Venezuela se considera que su jugo es un buen remedio contra la ictericia y enfermedades del hígado en general, y que la infusión de la corteza sirve para curar la hidropesía.

Los frutos se comen frescos, pero no gozan de la simpatía de los indígenas y mucho menos de los europeos, tal vez porque son inferiores a otros que se encuentran en las regiones tropicales de lujuriante vegetación, donde precisamente la soncoya crece.


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