Pera
(Pirus communis)


La pera es el fruto del peral (Pirus communis) este es el árbol de la familia de las rosáceas, desde hace ya mucho tiempo ha este fruto ha gozado, en los ámbitos alimenticios humanos, un decidido favor y vasto consumo.

Este árbol puede llegar a adquirir una altura de unos 15 metros. Su ciclo vital es de aproximadamente unos treinta años, pero si se injerta sobre membrillo puede aumentar en dos décadas su longevidad.

Agradece este árbol para su cultivo los climas templados. Y aunque no desdeña los parajes fríos, exige estar bien resguardado. El peral no da fruto hasta que no tiene cuatro o cinco años. La fruta gana en calidad a medida que el árbol envejece.

La composición de las peras varía según se considere la fruta fresca o desecada, esto es, aquella que ha perdido la mayor parte de su agua fisiológica por un prolongado almacenaje, en el transcurso del cual el agua ha tenido tiempo de eliminarse por medio de la evaporación.

Se calcula en más de 1500 variedades existentes. Es posible que sea el frutal que más variedades cuenta. En España se conocen unas cien especies. En distintas épocas del año madura, por lo que parte del año se pueden comer peras de una u otra variedad.

La pera contiene pectina, tanino, vitaminas A, B1, B2, PP y C, fósforo, sodio, calcio, magnesio, azufre, potasio, cloro, cobre, hierro, manganeso, yodo, arsénico.

Las peras frescas y las peras secas, son dos de las formas más habituales en que son consumidas, difieren ligeramente en lo que se refiere a su composición química, diferencia que, más que otra cosa, reside en el diferente tenor de agua entre una y otra.

De la pera no son descubiertas sus virtudes en épocas recientes. Las propiedades de la pera eran conocidas en Italia aún antes de la época de las invasiones de los bárbaros. En el imperio romano, su comercio constituía para aquellos que lo practicaban más o menos intensivamente, una pingüe fuente e ganancias.

La pera tiene un papel importante en la dietética del hipertenso. Purifica su organismo y posé unja acción diurética evidente.

En Alejandría existe un famoso médico que trata a los enfermos hipertensos fundamentalmente con un régimen pródigo en esta fruta. Los alimenta diariamente (durante cierto tiempo) con kilo y medio de peras del tiempo y alguna otra fruta jugosa a la vez que están sometidos a reposo y calma. Alcanza resultados óptimos hasta el punto de que permite tener (según un distinguido colega suyo) siempre lleno el sanatorio.

Los diabéticos, en proporción adecuada, toleran bien la pera. El azúcar se encuentra en esta fruta en forma de levulosa.

Por lo general, en cuanto concierne a otras enfermedades, la pera tiene casi las mismas indicaciones que la manzana.

Las hojas del peral, según Leclerc son iguales analógicamente a las de la Uva Ursi, ejercen un efecto beneficioso en la inflamación de la vejiga y en la litiasis urinaria.

En la composición química de la pera, entra en pequeñas dosis el hierro, suplemento indispensable para la construcción de los glóbulos rojos de la sangre. Y en pequeñas dosis también el yodo, un mineral del cual el organismo tiene imperiosa necesidad. Es sabido que el yodo entra en la composición del producto elaborado por la glándula tiroides, la tiroidina, y que cuando ese producto falta, se producen graves alteraciones del crecimiento y de la inteligencia; además de trastornos del corazón y del sistema simpático, que caracterizan estos últimos; la enfermedad de Basedow o bocio exoftálmico.

Si bien es cierto que, en las cantidades de yodo contenidas en una pera no servirán quizás para rémplazar al producto que la glándula no segrega ya o segrega escasamente; si puede en cambio, estimular la función de esa glándula, y por lo tanto, influenciar muy favorablemente la marcha de la enfermedad. Y persistiendo en alimentarse de peras en abundancia llegar a su curación.

Resumiendo, diremos que La pera es: diurética uricolitica y antipútrida, depurativa, laxante, remineralizante, estomacal, astringente, sedante, refrescante. Por todo ello podemos decir que está indicada en: reumatismo, gota, artritismo, astenia, “surménage”, embarazo, anemia, tuberculosis, diarreas, y está permitida en diabéticos.


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