Barrio del carmen

Autor: R. Mir.

Quedan lejos, muy lejos, los recuerdos de mi infancia en mi barrio del Carmen.

Aquel barrio en el que nací y en el que un inolvidable 14 de octubre de sesenta años atrás, aquella terrible riada arrancó una parte de mis raíces. No todas, alguna tuvo que quedar fuertemente arraigada sobre aquel barro que ha hecho que, a pesar de los años trascurridos y la distancia, los sentimientos florezcan en mí y se manifiesten, como no, en una de las formas de expresión más hermosas que en Valencia se pueden dar: la música.

Es por ello que cada una de mis notas quiere representar, según van emergiendo de mi interior, el espíritu alegre y festivo de mi origen, el pueblo valenciano, plasmándolo en este pasodoble que dedico a mi querido Barrio del Carmen.

¡A pequeñas no!

Cuando se critican otros tiempos pasados y ves que están mintiendo, te da la sensación de que están burlándose de ti.

Yo no quiero meterme en cuestión de política que me importa un pepino, ni comparar con que ahora hay lavadoras que te hacen el trabajo o que la medicina cura cosas que antes no se podía. ¡Pues claro! Pero eso es la técnica, hace unos años se vivía con la mecanización que había y los conocimientos de entonces y ahora con los que hay. No tiene nada que ver con las personas. Contaré pues algunas anécdotas de Juanito Feliz en los años sesenta y ustedes juzgarán si la gente se preocupaba más o menos del ciudadano, comparándolo con la actualidad. No hay nada inventado, todo son recuerdos personales.

La navidad estaba cerca y mi tío Luis tenía por costumbre visitar a un amigo suyo, inspector de hacienda, y regalarle un decimito de lotería. Una manera como cualquier otra de que se acuerden de ti.

Nos recibió y al cabo de un rato de conversación con mi tío, su secretaria le indicó que tenía una llamada urgente y que, disculpándose con nosotros, atendió inmediatamente.

Cuando terminó, colgó el teléfono y le comentó a mi tío.

-Luis, termina de llamarme Madrid y me dicen que hace falta dinero, que salgamos a hacer inspecciones y multar a las empresas que están llevando mal las cosas.

-Fulano, -le dijo mi tío- échame un cable y a ver si se os olvida pasar por la mía.

El hombre se sonrió y le contestó.

-No te preocupes Luis, lo primero que me han dicho es “sólo las grandes, a las pequeñas ni me las toquen”.

Cuando veo la rapiña que hay hoy en día sacando hasta las entrañas si pudieran para repartirlo en chiringuitos, amiguetes, asesores, polticastros, etc... Yo, Juanito Feliz me digo: Yo no soy político, ni periodista, ni milito en ninguna de las agrupaciones que el único trabajo que tienen es sacar tajadas con cualquier escusa, me digo: Juanito, ¿Tu vives mejor?