Troceamos el pollo y el conejo, y lo ponemos a sofreir en la propia paella a fuego lento, hasta que estén bien dorados.
Mientras, pelamos las habas y las alcachofas, quitando las hojas exteriores y recortando las puntas, y haciendo de cada una un mínimo de ocho trozos.
Cuando la carne esté dorada, ponemos ambas en la paella y se rehogan a fuego lento.
Cuando tomen color, añadimos el ajo picado y el tomates triturado.
Luego, cubrimos de agua hasta la altura de las asas de la paella, y dejamos cocer a fuego lento unos 30 minutos.
Pasado ese tiempo, añadimos el arroz junto con unas hebras de azafrán, rectificamos de sal, y cocemos a fuego vivo unos 5 minutos, a continuación reducimos a fuego medio, y dejamos cocer otros 12 minutos.
En ese tiempo, la paella debe estar seca, y para conseguirlo, deberemos saber jugar con la intensidad de la llama para no secarla tarde (poco fuego) ni pronto (demasiado fuego).
Antes de servirla, deberemos dejarla reposar unos minutos